Romaniacs 2025 en categoría Adventure – 10 cosas que aprendimos
En Enduro21 nos pusimos a prueba con una Yamaha Ténéré 700 Rally recién salida de fábrica en Red Bull Romaniacs Hard Enduro Rallye 2025, compitiendo en la nueva categoría Adventure “Ultimate”. Así fue nuestra experiencia y todo lo que aprendimos pilotando una moto grande en la carrera de enduro extremo por etapas más dura del planeta.
Desde que supimos que los organizadores de Romaniacs preparaban nuevas categorías específicas para motos Adventure, no lo dudamos y nos apuntamos. Buscábamos un nuevo reto en la mítica carrera –aunque no el castigo extra de afrontar las categorías principales con una “moto gorda”– y esta nos parecía la oportunidad perfecta para estar desde el inicio y mostrar nuestro apoyo… o mejor dicho, seguir apoyando, porque en Enduro21 llevamos más de dos décadas detrás del Romaniacs.
Lo que no imaginábamos era lo exigente que sería físicamente, la enorme prueba que supondría para una Yamaha Ténéré de serie (superada con nota, aunque probablemente no sea la mejor manera de hacer el rodaje a un motor), lo increíble del ambiente y la camaradería vivida desde dentro y, en última instancia, cómo nos devolvería la fe en el hard enduro… y ni mucho menos ¡que acabaríamos haciéndonos virales con el vídeo de una caída!.
Después de una semana para asimilar la experiencia y recuperarnos de todo el trote, esto es lo que nos enseñó el Romaniacs 2025 a lomos de una Adventure.
Es más fácil… pero para nada sencillo en una moto Adventure
Desde el principio, en la prólogo urbana, las motos de gran cilindrada lo tenían algo más fácil en comparación con las categorías de enduro. Hemos competido aquí en la categoría Silver un par de veces y sabemos lo dura que puede resultar esta prueba: entras en carrera con la certeza de que será una de las cosas más complicadas que harás en moto en tu vida.
Así que, cuando el sol empezaba a salir un martes de finales de julio, de repente te encuentras rodando sobre aquella construcción extraordinaria instalada en la calle principal de Sibiu. Aunque colocaron unas tablas de madera adicionales (luego retiradas) para facilitar el paso a las motos grandes, lo primero que haces como piloto en el Romaniacs es sumarte a esa locura y a su espectáculo.
Estas primeras mangas de clasificación se traducen en un minuto de pura adrenalina, nada comparado con las largas y duras jornadas que vienen después, pero marcan el tono para nosotros, los de la categoría Adventure, en el recorrido más fácil de los muchos trazados señalizados… aunque ya supone un primer gran reto por el tamaño y el peso de estas motos.
¿Hasta qué punto es difícil?
El 90% del tiempo no fue técnicamente difícil, ni en la clase Adventure Ultimate (en la que participamos) ni en la Lite. Solo un par de veces al día hacía falta un buen nivel de enduro para superar una sección con el menor esfuerzo posible, pero nada era imposible.
Que no haya duda: los organizadores trabajan muchísimo para adaptar cada ruta (Gold, Silver, Bronze, Iron, Atom, Adventure Ultimate, Lite, Electric Expert y Hobby) a un nivel concreto.
Los únicos momentos en que se volvió realmente técnico tenían más que ver con el tamaño y peso de las motos; algo que en una moto de enduro considerarías sencillo adquiere aquí otra dimensión.
En contadas ocasiones, durante los cuatro días de off-road, fue más bien la congestión en el trazado lo que provocó los problemas, haciéndolo más complicado de lo que sería con la pista libre.
Pero —y es un gran “pero”— Romaniacs sigue siendo un rally de hard enduro, así que te va a poner a prueba en cualquier categoría en la que participes. Y manejar una moto de grandes dimensiones y peso durante cuatro días supone un reto físico importante.
Las cuestas del Romaniacs te matan
Lo que hace que pilotar cualquier moto en el Romaniacs sea tan difícil para muchos no es tanto la dificultad técnica de una subida o una bajada pronunciada, sino lo malditamente largas que son esas cuestas.
Quizá hayas subido cuestas empinadas antes en un enduro y, si las superas a la primera, probablemente no tardes mucho, pongamos unos 30 segundos. En el Romaniacs, esas cuestas son de 30 minutos, no 30 segundos.
En una larga subida rocosa, algo parecido al cauce seco de un río, mantener el impulso con una moto Adventure es complicado, y el esfuerzo físico de ir de pie sobre las estriberas, mover el cuerpo, empujar con las piernas, jugar con el embrague… te agota rápido.
Las bajadas pueden ser igual. No recordamos ninguna de las pendientes exageradamente empinadas que hay en las categorías Gold o Silver (y que tanto se ven en redes sociales). Solo un par de veces paramos el motor y bajamos muy despacio, con la moto con marcha, pero nunca llegamos a bajarnos para empujarla andando.
El problema es que se prolongan tanto que el esfuerzo físico de echar el peso hacia atrás, controlar los frenos y dominar la moto se amplifica muchísimo y, después de cuatro días, se convierte en un trabajo agotador.
Invierte en buenas ruedas y monta neumáticos de enduro
Cambiar las llantas de serie para poder montar neumáticos de enduro fue el único gran cambio que realizamos a nuestra Yamaha Ténéré 700 Rally de serie.
En las categorías Adventure había motos muy diversas, desde modelos prácticamente de serie como la nuestra, hasta preparaciones casi de MotoGP, como la de Pol Tarrés.
Pero, si tenemos que señalar dos mejoras mecánicas vitales, serían estas: sustituir las llantas originales por unas que permitan montar neumáticos y mousses de enduro —imprescindibles en un rally con tantísimos tramos rocosos— y mejorar la suspensión.
En nuestro caso, montamos un juego de llantas Envy en la T7, con una trasera más estrecha para poder calzar neumáticos Mitas de enduro medio y mousses. El resultado fue perfecto: un equilibrio ideal entre durabilidad, absorción y agarre en una bicilíndrica grande. En carretera se sienten blandos, sí, pero aquí esa no es la prioridad.
No optes por compuestos blandos o extremos como hacen los pilotos de enduro, porque el peso, la velocidad y la potencia de una moto Adventure los destrozan enseguida. El compuesto medio fue un acierto total: nos duró dos días (utilizamos dos juegos de neumáticos y mousses).
Otra mejora que haríamos la próxima vez sería trabajar la suspensión. La edición Rally de la Ténéré 700 ya viene con suspensión KYB mejorada, pero, aun así, desde el primer día íbamos al límite. Necesitábamos más estabilidad para que rodar al ritmo que queríamos fuese menos exigente en los tramos. Un poco más de control del chasis no solo ayudaría físicamente, sino que también reduciría la fatiga del piloto.
*Vale la pena mencionar que, en el segundo día, varios pilotos de la categoría Adventure Lite, muchos con llantas de serie, se encontraron con una subida realmente complicada. Los neumáticos trail-adventure les pusieron las cosas difíciles en una moto grande. Si hubiera estado más mojado, la vida habría sido aún más dura para todos.
Les encantan los finales dramáticos para cerrar cada jornada
Seguro que ya habrás visto en redes sociales algunos de los vídeos del final de etapa de Romaniacs… incluso en Enduro21 nos hicimos virales con uno de ellos.
Es una de las marcas de la casa de Romaniacs: les encanta montar rampas y puentes antes de meta para brindar un toque de espectáculo de cara al público.
Algunas son, siendo sinceros, una auténtica locura, sobre todo cuando las ves desde el manillar de una moto de 200 kg. Otras parecen más espectaculares de lo que en realidad son y provocan caídas más por los nervios que por la dificultad. Si tienes algo de experiencia en hard enduro, o mejor aún, en trial, no resultan tan complicadas.
Normalmente hay un par de opciones: hacer el salto o tomar la “chicken line”, más lenta y teóricamente más segura.
Aun con la experiencia que tenemos, diríamos que mandar a la gente a ciegas sobre un salto que cruza un río para aterrizar en cuesta arriba y blando fue una mala idea. Es un milagro que el día tres nadie acabara gravemente herido.
No era cuestión de falta de confianza, sino de que llegabas a la rampa sin ver el final y sin idea de la distancia, la marcha o la velocidad necesarias. Era como lanzarse al vacío como un mono… solo que encima de una Adventure de más de 200 kg.
Como consecuencia, varios pilotos de la categoría Adventure reventaron la suspensión o se lesionaron muñecas y tobillos desde el primer día. Por eso, recomendamos pecar de prudentes… ¡y ten mucho cuidado con esos trabajos de carpintería improvisados!. Nuestro “incidente del puente” supuso un auténtico quebradero de cabeza, pero mejor eso que quedarte sin amortiguador para los dos días siguientes o, peor aún, con un tobillo roto.
Puedes disfrutar de algunas horas más de sueño
Una de las grandes ventajas del horario de la categoría Adventure es que sales al final de cada jornada, normalmente sobre las 9:00 h. ¡Una maravilla después de tantos años levantándonos a las 4:30 o 5:00 para estar listos en la salida del off-road!
Se apellida “rally” por algo
Habiendo hecho el Romaniacs un par de veces antes, ya conocíamos la dinámica: rutas diarias por GPS, controles horarios, tramos de enlace neutralizados y la necesidad constante de estar atentos a la gestión del tiempo.
Si no estás acostumbrado a este formato, necesitarás un extra de concentración para asegurarte de cumplir las normas y estar en el lugar correcto a la hora indicada, aunque los organizadores ponen mucho de su parte para ayudarte.
En realidad, el sistema es sencillo: la noche anterior recibes tu hora de salida; cada mañana, recoges tu GPS en el paddock (unos 30 minutos antes), te registran electrónicamente en cada control, tomas nota de tu hora en los enlaces y zonas de asistencia para salir en el minuto asignado, y, al final del día, vuelves a pasar control y entregas el GPS.
Estos GPS se entregan cada mañana con la ruta ya cargada y actualizada la noche anterior. Sirven para asegurarse de que los pilotos no recorten el recorrido ni superen los límites de velocidad en zonas neutralizadas, y también forman parte del protocolo de seguridad, algo que la organización se toma muy en serio.
Pilotar una moto grande hizo que este concepto “rally” del Romaniacs Hard Enduro Rallye se sintiera más presente que nunca para nosotros. Tenía más sentido… y formó parte de la diversión.
Lleva contigo algo de dinero en efectivo
La inscripción para esta carrera no es barata, pero en Romaniacs cunde. Hay que reconocerle a la organización el mérito de añadir este año cuatro nuevas categorías y mantener el mismo nivel de planificación y éxito.
Desde mucho antes de la prueba recibes abundante información, así que no hay excusa para no saber lo que ocurre. Entre los briefings diarios, la información para pilotos en la web del RBR y hasta mensajes por WhatsApp, todo queda bastante claro: qué debes hacer y cuándo.
Nosotros optamos también por el pack de alojamiento, el cual acaba con cualquier preocupación logística: buen hotel, cena diaria incluida y ducha caliente garantizada.
La única pega en cuanto a planificación llegó la noche intermedia, en el vivac de la etapa maratón. Sin asistencia de mecánicos ni equipos desde el punto de asistencia del día dos hasta el del día tres, tienes que cargar con lo que puedas y apañártelas para reparar lo que sea necesario. Así es como funcionan las etapas maratón en los rallys.
Al llegar a meta el segundo día, en una ciudad lo bastante grande como para acoger a los cerca de 600 pilotos, revisamos la moto y la dejamos en el parque cerrado de su “plaza mayor” para pasar la noche. Fue una imagen impresionante.
Eso sí, habría venido bien tener a mano algunas herramientas y un par de botes de spray lubricante o limpia-cadenas. No había nada de eso, pese a que la carrera cuenta con una empresa de lubricantes y otra de herramientas como dos de sus principales patrocinadores.
La ruleta de la suerte con los taxistas y los "gulags" rusos de antes
Si optas por el paquete de alojamiento, la vida se simplifica, especialmente en la etapa maratón. Bajas de la moto, recoges tu bolsa y pertenencias (que te llevan en furgoneta hasta el parque cerrado) y buscas el hotel asignado para darte una ducha.
Algunos pilotos tienen la suerte de quedarse en el lujoso hotel Ramada, junto al parque cerrado. Otros, como nosotros, estábamos a varios kilómetros y tuvimos que coger hasta cuatro taxis entre ida y vuelta al parque cerrado, el hotel para la cena y la salida al día siguiente… con cada trayecto costando un extra.
Lo que no te cuentan es que la mitad de los taxistas no quieren llevarte porque vas vestido con el equipo de moto, y los que sí aceptan te cobran tres o cuatro veces más de la tarifa normal.
Eso sí, la experiencia nocturna a mitad de semana fue mil veces mejor que hace una década, cuando nos alojaron en algo parecido a un gulag ruso. Pero, aun así, algunos lo tuvieron mucho más fácil que otros… y menos mal que llevábamos algo de efectivo guardado.
Cuidado con los pilotos jugando al escondite
Competir en las categorías Adventure facilita bastante la navegación y el seguimiento de las rutas diarias. La mayor parte del tiempo basta con seguir las huellas que han dejado las motos de otras categorías en el suelo y las cintas azules en los árboles, lo que hace que sea sencillo orientarse.
Dicho esto, un segundo de distracción puede bastar para cometer un pequeño error de navegación. Un piloto delante de ti puede llevarte por el camino equivocado o, en ocasiones, hay tantas trazadas en distintas direcciones que parece que los demás estén jugando al escondite entre los árboles.
A veces llegas a un punto en el bosque o en la montaña donde las marcas en el suelo se dispersan en varias direcciones, y es entonces cuando debes concentrarte, mirar bien el GPS y asegurarte de que sigues el camino correcto, con el zoom al máximo para poderlo ver bien.
En ocasiones, los diseñadores del recorrido lo ponen deliberadamente complicado, enviándote por un sendero estrecho junto a una pista más ancha, lo que obliga a no bajar nunca la guardia.
Por cierto, para tu información, el recorrido está señalizado con carteles para cada categoría en los puntos donde una o varias pueden desviarse por rutas diferentes (G para Gold, U para Ultimate, etc.).
¿Un GPS o dos?
Algunos pilotos usan dos dispositivos GPS para facilitar la navegación, mientras que otros en la categoría Adventure montaban incluso tabletas muy caras en sus motos.
Llevar dos es bastante común, especialmente entre los pilotos de la categoría Gold como Jarvis, Lettenbichler o Bolt, que usan uno con el mapa alejado (zoom out) y otro con una ampliación de 20 o 30 metros. Jonny Walker llevaba este sistema en su Triumph Tiger 900.
Si la navegación no supone un problema para ti, con solo uno es suficiente —nosotros solo usamos uno—, aunque tuvimos el inconveniente de que las pilas se agotaban tras unas cuatro horas de pilotaje y la mayoría de los días tuvimos que cambiarlas por un juego de repuesto. Los organizadores colocan pilas nuevas en tu GPS cada mañana, pero no son precisamente de la mejor calidad.
¿Qué hay de cierto en lo de "confia siempre en tu GPS?
Aunque los organizadores aseguran que “en caso de duda, sigue siempre la ruta del GPS”, en ocasiones el trazado del GPS no es correcto.
En los días dos y tres, por ejemplo, la ruta del GPS pasaba físicamente por el cauce de un río, mientras que el recorrido marcado estaba varios metros más allá (y no aparecía en la pantalla del GPS). Sabiendo que a los diseñadores del trazado les gusta un poco el espectáculo, uno se plantea si realmente debe meterse en el río… aunque fuera imposible, incluso usando un kayak.
En este caso, hacer caso a su “siempre confía en el GPS” habría acabado contigo y con tu moto ahogada bajo el agua, y aunque no lo admitan, hay momentos en los que toca fiarse más del instinto que del GPS.
¿Reparaciones? ¿Qué reparaciones?
Bueno… un pequeño incidente con un balancín y un puente obligó a reparar el guardabarros delantero, pero por lo demás, la Ténéré estuvo totalmente a la altura del reto.
En el paddock de nuestro campamento vimos diversas motos de enduro de otras categorías con daños serios… y también algún piloto bastante magullado.
Cuesta imaginar que los ingenieros de Yamaha pensaran en algo así al diseñar la T7, pero no solo resistió las caídas: también lo llevo mejor que otras Adventure a nuestro alrededor, que acabaron con embragues quemados, suspensiones reventadas y piezas rotas.
Para que conste, cambiamos el guardabarros delantero, montamos una cadena nueva en el último punto de asistencia (después de que una rama sacara la original y doblara un par de eslabones) y sustituimos las pastillas traseras como precaución en la última jornada. Aparte de eso, solo fueron dos juegos de neumáticos y dos mousses traseros (dos días con cada neumático y mousse delantero y trasero).
En una ocasión, el embrague se calentó (el punto de mordida de la maneta se acercó al manillar) en una dura subida, pero bastó con un minuto de descanso para que se enfriara y todo volviera a la normalidad. Por cierto, el guardabarros delantero de repuesto era uno de YZ250 recortado.
*Próximamente publicaremos en YouTube un vídeo sobre la moto, lo que le montamos y cómo resistió la prueba.
Un buen equipo de asistencia marca la diferencia
Contratamos los servicios de un equipo muy experimentado, Eurotek, que lleva décadas ayudando a pilotos en Romaniacs, Sea to Sky y otros grandes eventos. Ellos transportaron nuestra moto a Rumanía y nos ayudaron con el mantenimiento (¡y también con el piloto!).
En el pasado habíamos ido por nuestra cuenta y hecho todo de forma más “hazlo tu mismo”, pero esta vez fue una auténtica ventaja, y no estamos seguros de querer volver atrás.
Tener caras amigas que se ríen contigo y de ti cada día vale su peso en oro para sobrellevar el desgaste diario de Romaniacs. Cuando necesitas ayuda, la necesitas de verdad, y contar con ese apoyo fue clave.
Contar con Sonya y su equipo en el campamento de asistencia, actuando con rapidez (solo dispones de 20 minutos), preparándote bocadillos de mantequilla de cacahuete y mermelada, rellenando la mochila de hidratación con una o dos pastillas de Ride Nutrition y despidiéndote con una sonrisa, fue simplemente impagable.
Romaniacs es la mejor experiencia de pilotaje que jamás harás
Para resumirlo y decir lo mismo que hemos repetido a cualquiera que nos ha preguntado desde que volvimos de Romaniacs 2025: ha sido una experiencia enorme y uno de los mejores momentos que hemos vivido nunca sobre una moto de enduro. Así de bueno fue.
La T7 resultó algo torpe en algunos tramos y hubiera agradecido una puesta a punto de la suspensión para ser menos exigente físicamente, pero la fiabilidad y resistencia de la moto fue tal que hay que quitarse el sombrero ante Yamaha por haber creado una máquina tan capacitada y robusta.
También nos devolvió la ilusión por el hard enduro. Tras unos años en los que el Mundial de Hard Enduro parecía perder el norte sobre lo que realmente es esta disciplina, con pruebas adaptadas en exceso a los pilotos patrocinados por Red Bull y alejadas de sus raíces, y después de tantas carreras en los que hemos pasado tantas horas detenidos en una cola como rodando, Romaniacs ’25 nos devolvió la fe en este deporte. Fueron cuatro días muy largos, pero tremendamente gratificantes.
La prueba está muy bien organizada y merece un reconocimiento especial por haber lanzado cuatro nuevas categorías este año y acertar casi a la primera, además de apostar por las motos eléctricas cuando otras pruebas de alto nivel (y la propia FIM) solo han puesto trabas. Aquí todo el mundo es bienvenido, y la carrera es mejor por ello.
Si ignoras toda la locura de los pilotos Gold en su particular show, Romaniacs es probablemente la mejor experiencia de enduro que podrás vivir. Y ahora también puedes hacerlo con una moto adventure. Atrévete.
Texto: Jon Pearson
Fotos: Red Bull Romaniacs + Andrea Belluschi | Future7Media